Ciencias y creatividad: la combinación perfecta.

Nunca me he interesado por las ciencias… Filología, Periodismo o idiomas, lo que fuera, pero no Ciencias, por favor. Un comienzo poco esperado para un post sobre un museo de las ciencias, pero imaginaros la sorpresa que sigue siendo para mi el hecho de que el Parque de las Ciencias de Granada se haya convertido en uno de mis lugares favoritos.

 

Mi ruta cuando alguien viene a visitarme, además de las cosas imprescindibles como la Alhambra, el Albaicin, el Sacromonte o una tarde entera de tapas… siempre incluye el Parque, sea la visita de una semana o de dos días. Y no es porque me hayan empezado a encantar las ciencias (aunque es muy interesante, y más, teniendo en cuenta la variedad de las exposiciones que hay).

Ni por que es un sitio a dónde puedes llevar a cualquier persona de cualquier edad, país o gusto (aunque sí lo es). Ni porque puedo relajarme sin tener que estar contando dónde estamos y para dónde hay que mirar (aunque ya comprobado: allí la gente sin saber nada lo entiende todo y se organiza perfectamente según sus intereses, estado de ánimo o humor). Para mí, personalmente, es por el ambiente y por las sensaciones que han ido enriqueciéndome durante años.

 

Amor desde la primera vista. 2011, recién llegada a Granada, con una amiga, teníamos un antojo de verlo todo: entre estudiar (menos) y conocer lugares (más) casi ni dormíamos.
Aún así, cuando me dijo que íbamos a un sitio que se llamaba el Parque de las Ciencias, mi reacción fue… bueno, de sorpresa. No voy a contar detalles de exhibiciones, es mejor que lo veáis con vuestros propios ojos. Pero hay impresiones que saltan a la vista. Variedad, interacción, curiosidad. La alegría y sentido de participación que transmite a la gente. Y el sentido inolvidable de que estas siendo parte de algunos aspectos de la realidad a las que no prestabas tanta atención antes.

 

Aquella visita no me ha convertido en una persona de ciencias, pero sí en alguien que ha empezado a interesarse por los sitios que saben unir la vida y la experiencia en un entorno tan creativo y participativo.Después he estado en otros museos interactivos, entre ellos hace poco en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Y sí, me ha encantado, pero… ya sabéis, el primer amor nunca se olvida.

 

 

Impresiones más allá de lo obvio. Luego he ido varias veces más gracias a las visitas de familia y amigos. Y ya me estaba centrando en otras cosas: cómo de animados y de inspirados están no solo los niños, para los que tiene que ser un lugar mágico, sino también cualquier adulto. Cómo cada vez, independientemente de con quien voy, las personas están creando su propio viaje por el mundo de las ciencias, sin sentirse un turista perdido. Sienten que pueden participar, que pueden elegir, que pueden entender da igual el idioma que hablan o lo que les gusta. Física, Química, exposiciones históricas, naturaleza… una infinidad de cosas!

 

Unos se pierden en las salas de experimentos, otros en la paz del mariposario, terceros en las salas de experimentos de óptica, algunos simplemente mirando a la gente jugando con las instalaciones en el aire libre. Y cada vez que voy lo estoy disfrutando. Ya no tanto de mi propia experiencia sino de ver cómo un sitio puede ser tan diverso que puede inspirar algo a cualquiera que esté alli.

 

 

 

A nivel profesional. Pero la visita que ha hecho un impacto más inesperado, sorprendentemente, no ha sido de ningún forma relacionada a las instalaciones. Hace medioaño, cursando el Máster de Márketing y Publicidad en ESCO Granada, tuvimos una sesión impartida por Cristina Gonzalez Sevilla, la jefa del Departamento de Comunicación. Estabamos en una de las aulas dentro del propio departamento, en una sesión que continuó con una pequeña visita a las oficinas y al espacio dónde se trabaja. Allí es dónde se juntaron todas las piezas para mí. Allí estaba el truco.

 

Si quieres tener tanta inspiración y éxito fuera, tienes qué tenerlo todo dentro de tu empresa. Un ambiente creativo y a la vez tranquilo y concentrado. El mínimo número de la gente haciendo un trabajo enorme para hacer funcionar un sistema entero. Y el Departamento de Márketing formado, por pocas personas, haciendo un trabajo increíble gestionando todos los aspectos de un área tan polifacética. Tiene qué haber una concentración y a la vez capacidad de pensar, crear y decidir a la vez.

 

 

Entre los que trabajan en márketing siempre hay dos opciones: los que prefieren una agencia y quienes eligen la empresa. Durante las clases a los profesores les encantaba hacernos la pregunta: ¿vosotros qué preferís? Pues yo siempre he votado por las agencias. Y sigo haciéndolo. Pero si optara por una empresa con un departamento de comunicación, me lo imaginaría así de bien organizado. No necesito conocer bien los detalles de cómo trabajan. Sólo sé que transmiten la sensación de qué el trabajo es un placer para ellos. Y qué, inspirado por lo que estás haciendo, se puede hacer lo imposible.

 

 

No he mencionado las cosas concretas que se puede ver, pero es qué la información sobre todo lo que se hace es muy fácil de encontrar. Las salas con instalaciones permanentes – hay qué verlas sin duda. Las temporales como Momias o Titanic – van cambiando y cada una vale la pena. Sin embargo, lo que pretendo transmitir es la inspiración y el interés constante qué puede evocar un sitio a tantos niveles. Y si queréis recomendaciones concretas – en 2016 se presentará el nuevo proyecto– el Biodomo, un acuatearrio de 20.000 métros cúbicos y más de 200 especies. Otra oportunidad para sentirse parte de la diversidad del mundo. No es para perderselo.