Lo que el marketing hace a nuestras cabezas

Apple sí que sabe. Y Cocacola, Windows, Starbucks y hasta Puleva.

Y no sólo por la creatividad de sus campañas y el enganche que suelen crear a su audiencia. Que también. Ni únicamente porque nos hagan sentir parte de una tribu exclusiva y cool, en el caso de Apple, haciéndonos rendir pleitesía a sus productos sin importarnos los euros que tengamos que gastar; sino también por la elegante sutileza con la que se cuelan en las vidas de los personajes de la grande y pequeña pantalla.

No voy a hablar de nada que no sepáis ya, el marketing que las grandes marcas proyectan a través de las películas como quien no quiere la cosa produce un impacto imperceptible pero efectivo en los miles de espectadores que se fusionan con la trama de un buen film. Y una vez identificados con una historia, una emoción o un personaje, ¿quien no va a caer en la estrategia de no identificarse también con un iphone o un humeante café Starbucks? Yo la primera, y eso que no tengo iphone, ni mac, ni ipad, pero “sueño” con tenerlo.

En los últimos meses, mis sesiones de cine se han multiplicado, tanto bajo la calentita manta del sofá (bendito Yomvi), como en las encantadoras salas familiares de Cinema 2000. Me gustan las buenas historias: leerlas, escucharlas, vivirlas, imaginarlas… y también observarlas; y aunque mi trayectoria literaria superaba con creces la cinefila, tener como compañero a un apasionado del séptimo arte me hace aprender muchísimo para tener cada vez más capacidad crítica ante un guión, una interpretación o una adaptación.

Ha sido hace un par de días cuando me concentraba en ver La gran apuesta cuando reparé nuevamente en la presencia de las marcas en las escenas que se proyectaban. Los portátiles Apple eran una constante, pero mi curiosidad despertó cuando en uno de los planos en lugar de Apple, uno de los personajes mostraba su portátil Windows. Me pareció divertido imaginar el pique entre ambas marcas para disputarse un lugar frente a su invasiva competencia. Una segunda película sobre Steve Jobs en cartelera, ipad, iphones y portátiles como artículo habitual de consumo de la gran mayoría de personajes de las películas y el pobrecito Windows intentando hacerse un huequito para saludar.

Hace poco me cruzaba con artículo que hablaba sobre la cantidad de decisiones que tomamos a lo largo del día desde el subsconsciente, imagino cuántas preferencias y gustos tendremos por determinados productos, servicios y hasta destinos que se habrán colado en nuestra mente también sin percibirlo, como único objetivo de una estrategia de marketing planificada y creada por esas grandes marcas que quieren crear un imperio.

¿Es nuestro estilo de vida y nuestro comportamiento el resultado de un maquiavélico plan perfectamente engranado? ¿Quien soy? ¿De dónde vengo? Seguramente no sea para tanto, ni tan para tan poco, porque un poco de eso hay. Ni teorías de la conspiración, ni preocupantes neurosis, solo una pequeña dosis de realidad y conciencia. Quizás sea interesante investigar un poco más sobre el Neuromarketing, analizar a los que saben usarlo y quedarnos con lo que más nos convenga.

Darnos cuenta no nos hará escapar de los planes previstos para nosotros, pero sí cuestionarlos, modificarlos y sobre todo elegirlos. Un poco de conciencia nunca viene mal. Sin volvernos locos.

¿Alguna película que queráis compartir donde las marcas lancen sus guiños seductores desde el fondo de la habitación?

Os dejo este artículo en el que se comentan algunas.